La tanda de penales comienza desde el volado previo. Todos los que han sufrido, disfrutado o padecido esta instancia lo saben. En el Real Madrid, el primer gran triunfo se buscaba en el lanzamiento de moneda entre Sergio Ramos y Gabi. Lo ideal para los blancos era ganar para patear primero. Pero su capitán perdió el sorteo.
"Churu, tienes que ganar el sorteo. ¡Tenemos que tirar primero!", le decían a Sergio.
La moneda no le sonrió a Sergio, pero sí la decisión de Gabi. El jugador rojiblanco eligió patear segundo y dejó que Ramos eligiera la portería. Todo se dio según el escenario que buscaban los de Zidane: patear primero y llevar la tanda de penales a la portería en la que estaban sus aficionados.
Con el sorteo de su lado. Era el momento de elegir a los pateadores. El primer penal era crucial. Hace no mucho, Cristiano Ronaldo abrió una tanda de penales en semifinales de UCL, y falló. El portugués seguramente habría lanzado primero si lo hubieran puesto, pero apareció un actor secundario...
"Quiero hacer algo importante", dijo Lucas Vázquez.
El cuerpo técnico confió en la seguridad que mostró Lucas Vázquez. El chico de casa fue el primero. Caminó rumbo al manchón, hizo rodar la pelota en su dedo como si estuviera en el patio de su casa y ejecutó como maestro. En el interior del equipo, según el diario El País, se asegura que Lucas los hizo creer.
“Algunos no podíamos ni caminar, otros ni siquiera mirar. Y ese cabrón va a tirar su penalti como un niño en un amistoso. Lucas los puso como motos con ese gesto. La afición se volvió loca; era el primer penalti y ya parecíamos haber ganado", comentaron en el interior del club.
Tras Lucas, ¿quién patearía? Zidane, tras recoger la peticiones que recibió Bettoni, hizo la lista. Marcelo iba de segundo. Bale, de tercero. Ramos, de cuarto. Y Cristiano Ronaldo cerraría la tanda. Cuando el papel empezó a correr por las manos de los miembros del equipo, uno, con notoria preocupación, se acercó a Zidane.
Jugador: "Míster, ¿no es mejor que empiecen los mejores tiradores? Tenemos que asegurar".
Zidane: "¿Y quiénes son los mejores? ¿Me los dices tú? Si me los dices, los pongo".
Tenían que patear los que creían que marcarían. En la mente del madridismo pasaba aquella serie de penales ante Bayern, en la que Cristiano, Kaká y Ramos abrieron, y fallaron. Marcelo, que está por cumplir diez años en el club, se plantó frente al manchón penal, y no falló.
Llegó el momento de Gareth Bale, quien había sufrido de calambres desde el arranque del tiempo extra. El galés pidió cobrar mientras le atendía un fisio. El cuerpo médico no estaba de acuerdo, pero el ex Tottenham se sentía seguro de convertirlo. Poco le importó llegar a la zona del penal cojeando y con gestos de molestia.
"¡Adónde va si está cojo! ¡No puede tirarlo!", dijo un miembro del cuerpo médico. “Dice que lo mete, para golpear vale”, le respondieron. “¡Pero está roto, que alguien lo pare!”, contestó el inconforme miembro del staff médico.
Gareth escuchó las recomendaciones, pero no hizo caso. Se plantó, hizo una leve paradinha y venció a Oblak. Liberó la presión, cumplió con su trabajo y volvió -cojeando- a la zona de la oración blanca.
Con los rojiblancos haciendo su labor, se llegó la hora de Sergio Ramos. Su penal ante Bayern volvió a la mente del hincha, pero también la mítica panenka que tiró meses después en la Eurocopa de Naciones, edición 2012. Con el sevillano cualquier cosa es posible. Pero en una final de UCL fallar no es opción para el capitán.
4-4 y momento de la última ronda: Juanfran y Cristiano. El lateral español fue el héroe rojiblanco en la tanda de los Octavos de Final ante PSV, por lo que Keylor tenía muy presente el 'tiro de aseguramiento' del internacional ibérico. "A la derecha, pegado al palo”. Keylor no se olvidó, lanzándose al lado que tenía que hacerlo. El balón terminó en el poste, pero la sensación para el tico fue como si lo hubiera sacado.
La historia terminaba si Cristiano Ronaldo quería. “Estoy muerto. No me van las piernas, no me van. Yo no estoy bien”, dijo a un grupo de compañeros antes de que iniciara la tanda. Su nombre en la lista de Zidane era innegociable. "¿Estás bien o no?", le preguntaron. "Sí para tirarlo. Estén tranquilos", respondió.
Por su cabeza debió haber pasado aquel penal en la final de la Champions League 2008. Pero esta vez no falló. Pateó al mismo lado que todos sus compañeros, engañando a un inocente Jan Oblak.
La diferencia en los penales fue de un sólo gol, pero Real Madrid lo ganó desde el volado...
Fuente: ElPaís.
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Nota por: Somos Invictos
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