jueves, 21 de junio de 2018

CUMPLIÓ SU PROMESA: La carta que escribió Romelu Lukaku unos días antes de disputar su segundo Mundial | LECTURA OBLIGATORIA

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Unos días antes de iniciar su participación en el Mundial de Rusia 2018, Romelu Lukaku contó su historia en una carta escrita para el portal The Players Tribune. El atacante belga confesó que tenía 6 años de edad cuando decidió que sería futbolista profesional. No solo vio al deporte como un sueño personal, sino como la oportunidad de sacar adelante a su familia.

La historia es desgarradora, pero también inspiradora.

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Un chico humilde que pasó de beber leche mezclada con agua, de dormir en suelo, de no tener luz, de caminar entre ratas y de sufrir para bañarse, a jugar en la mejor Liga de mundo, representar a Bélgica en el fútbol internacional y tener una vida alejada de la precariedad.

Atentos, también, a la promesa que le hizo a su abuelo y a su madre. Siendo un adolescente, se aseguró de que su mamá no volviera a preocuparse por temas económicos.

LA CARTA DE ROMELU LUKAKU (THE PLAYERS TRIBUNE)

“Recuerdo el momento exacto en el que me di cuenta que estábamos quebrados. Todavía puedo ver a mi mamá en el refrigerador y la mirada que tenía en el rostro.

Tenía 6 años, y fui a casa para comer durante el receso en la escuela. Mi mamá tenía lo mismo en el menú cada día: pan y leche. Cuando eres niño, ni siquiera piensas en eso. Pero creo que era lo único que podíamos pagar.

Este día llegué a casa, y caminé hacia la cocina, y vi a mi mamá en el refrigerador con una caja de leche, como siempre. Pero esta vez la estaba mezclando con algo. Estaba batiendo algo. No sabía lo que estaba pasando. Después, trajo mi lunch, y me estaba sonriendo como si todo estuviera bien. Pero me di cuenta lo que estaba ocurriendo.

Estaba mezclando leche con agua. No teníamos el dinero suficiente para que durara toda la semana. Estábamos quebrados. No solo pobres, era la quiebra. 

Mi padre ha sido futbolista profesional, pero estaba al final de su carrera y todo el dinero se había ido. Lo primero que se marchó fue el cable de la TV. No más fútbol. No más Match of the Day (programa de fútbol). No más señal.

Luego, volvía a casa por la noche y las luces se apagaban. No electricidad por dos o tres semanas.

Entonces me gustaría darme un baño, y no habría agua caliente. Mi madre calentaba agua en una tetera en la estufa y yo me quedaba en la ducha, salpicando el agua tibia sobre mi cabeza con una taza.

Había ocasiones en las que mi mamá tenía que ‘pedir prestado’ pan de la panadería de la calle. Los panaderos me conocían a mí y a mi hermano pequeño, así que dejaban que mi madre tomara mucho pan el lunes y les pagara hasta el viernes.

Sabía que estábamos sufriendo. Pero cuando vi a mi mamá mezclando agua con leche me di cuenta de la realidad. Me di cuenta que así era nuestra vida.

No dije nada (sobre la leche) porque no quería estresar más a mi mamá. Solo comí. Pero juro que ese día me hice una promesa a mí mismo. Fue como si alguien chasqueara sus dedos y me despertara. Sabía exactamente lo que tenía que hacer, y lo que iba a hacer.

No podía ver a mi mamá viviendo así. Nah, nah, nah. No podía tener eso.

A las personas en el fútbol les encanta hablar sobre la fortaleza mental. Bueno, yo soy el tipo más fuerte que conocerás. Porque recuerdo estar sentado en la oscuridad con mi hermano y con mi madre diciendo nuestras oraciones, y pensando, y creyendo, y sabiendo… va a suceder.

Mantuve mi promesa conmigo por un tiempo. Pero algunos días llegaba de la escuela y encontraba a mi mamá llorando. Así que un día le dije: ‘Mamá, esto cambiará. Ya lo verás. Voy a jugar con Anderlecht y todo estará bien. Todos estaremos bien No te tendrás que preocupar más’.

En ese momento tenía seis años.

Y le pregunté a mi padre: ‘¿Cuándo se puede comenzar a ser futbolista profesional?’.

Y él me respondió: ‘A los 16 años’.

Contesté: ’16 años, entonces’.

Va a pasar. Punto.

Cada partido que he jugado ha sido como una final. Cuando jugaba en el parque, era una final. Cuando jugaba en el receso del kinder, era una final.

Solía tratar de arrancar la tapa de la pelota cada que disparaba. Potencia pura. No estábamos pegándole con R1, hermano. Nada de disparos delicados. No tenía el nuevo FIFA. No tenía PlayStation. No bromeaba. Intentaba matarte.

Cuando comencé a crecer, algunos maestros y padres me estarían molestando. Nunca olvidaré la primera vez que escuché a los adultos decir: ‘Hey, ¿cuántos años tienes? ¿En qué año naciste?’.

Yo estaba como, ‘¿qué? ¿Estás hablando en serio?’.

Cuando tenía 11 años de edad, jugaba para el equipo juvenil de Lièrse, y uno de los padres del otro equipo literalmente trató de parar el partido. ‘¿Cuántos años tiene este chico? ¿Dónde está su identificación? ¿De dónde es?’.

Yo pensaba, ‘¿De dónde soy? ¿Qué? Nací en Antwerp. Soy de Bélgica’.

Mi padre no estaba ahí, porque no tenía carro para llevarme a los juegos de visitante. Estaba solo, y tuve que defenderme. Fui por mi identificación y se la mostré a todos los padres, y ellos la estaban pasando e inspeccionando, y recuerdo que la sangre corría a través de mí… y pensé: ‘Oh, ahora voy a matar más a tu hijo’. Igual iba a matarlo, pero ahora voy a destruirlo. Vas a llevártelo a tu casa llorando.

Quería ser el mejor futbolista belga de la historia. Ese era mi objetivo. No bueno. No grande. El mejor. Jugaba con mucho enojo, por muchas casas… Por las ratas en nuestro apartamento… Porque no podía ver la UEFA Champiosn League… Por cómo los otros padres solían verme.

Estaba en una misión.

Cuando tenía 12 años, marqué 76 goles en 34 partidos.

Los marqué todos utilizando los botines de mi padre. Cuando nuestros pies eran de la misma talla, solíamos compartirlos. 

Una vez llamé a mi abuelo, el padre de mi mamá. Era una de las personas más importantes de mi vida. Era mi conexión hacia Congo, de donde son mi madre y mi padre. Así que un día estaba el teléfono, y le dije: ‘Me está yendo bien. Marqué 76 goles, y ganamos la Liga. Los grandes equipos me quieren’.

Usualmente, siempre quería escuchar cosas sobre fútbol. Pero esta vez era algo extraño. Me dijo: ‘Sí, Rom. Sí, es grandioso. Pero, ¿me puedes hacer un favor?’.

Le dije: ‘Sí, ¿cuál es?’.

Me respondió: ‘¿Puedes cuidar a mi hija, por favor?

Recuerdo haber estado confundido.

Dije: ‘¿Mamá? Sí, estamos bien. Estams OK’.

‘No, promételo. ¿Me lo puedes prometer? Solo cuida a mi hija. Solo cuídala por mí, ¿si?’.

‘Sí, abuelo. Te lo prometo’.

5 días después, él falleció. Y entendí lo que realmente quiso decirme.

Me entristece pensar en esto, porque desearía que hubiera podido vivir cuatro años más para que me viera jugar en Anderlecht. Para que viera que cumplí mi promesa. Para que viera que todo estaba bien.

Le dije a mi madre que lo cumpliría a los 16 años.

Me tardé por 11 días.

Mayo 29, 2009.

La final del playoff. Anderlecht vs Standard Liège.

Ese fue el día más loco de mi vida. Pero tenemos que volver por un minuto. Porque al inicio de la temporada, apenas estaba jugando para Anderlecht U19. El entrenador me tenía en la banca. Yo pensaba: ‘¿cómo carajos voy a firmar un contrato profesional a los 16 años si estoy en la banca del equipo U19?’.

Así que hice una apuesta con el entrenador.

Le dije: ‘Le garantizo algo. Si me deja jugar, voy a marcar 25 goles para diciembre’.

Se rió. Literalmente se rió de mi.

‘Hagamos la apuesta, entonces’.

Me respondió: ‘OK, pero si no marcas 25 goles para diciembre, irás a la banca’.

Dije: ‘Bien, pero si yo gano, vas a limpiar las camionetas que llevan a los jugadores a casa tras el entrenamiento’.

‘OK, es un trato’.

Y seguí: ‘Una cosa más. Tendrás que hacernos hot cakes cada día’.

‘OK, está bien’.

Fue la apuesta más tonta que hizo ese hombre.

Llevaba 25 goles en noviembre. Comíamos hot cakes antes de Navidad, hermano.

La lección: ¡No juegues con un niño que tiene hambre!

Firmé mi contrato profesional en mi cumpleaños, 13 de mayo. En cuanto lo hice, compré el nuevo FIFA y un paquete de TV por cable. Era el final de la temporada, así que estaba en casa pasando el rato. Pero la Liga de Bélgica era una locura ese año, porque Anderlecht y Standard Liège terminaron empatados en puntos. Así que hubo un playoff para decidir el título.

Durante el primer partido, estaba viendo el partido por TV como un fan.

Luego, el día antes del partido de vuelta, recibí una llamada telefónica del entrenador de las reservas.

‘¿Hola?’.

‘Hola, Rom. ¿Qué estás haciendo?’.

‘A punto de ir a jugar fútbol en el parque’.

‘No no no no no. Prepara tus maletas Ahora mismo’.

‘¿Qué? ¿Qué hice?’

‘No no no. Tienes que llegar al estadio ahora mismo. El primer equipo te quiere ahora’.

‘Yo …. ¡¿Qué?! ¡¿Yo?!’.

‘Si, tú. Ven ahora’.

‘Literalmente corrí a la habitación de mi padre y le dije: “¡Hey! ¡Levántate ahora mismo! Tenemos que irnos, hombre!’.

‘¿Eh? ¿Qué? ¿Ir a donde?’

‘ANDERLECHT, HOMBRE’.

Nunca lo olvidaré, me presenté en el estadio, y me gustó el vestidor y el utilero dijo: ‘O.K., niño, ¿qué número quieres?’.

Y dije: ‘Dame el número 10’.

¡Jajaja! No lo sé. Era demasiado joven para tener miedo, supongo.

Me respondió: ‘Los jugadores de la Academia llevan el 30 o números mayores al 30’.

Dije: ‘OK, bueno, tres más seis es igual a nueve, y ese número es cool, así que dame el 36’.

Esa noche en el hotel, los jugadores mayores me hicieron cantar una canción para ellos en la cena. Ni siquiera puedo recordar lo que elegí. Mi cabeza estaba dando vueltas.

A la mañana siguiente, mi amigo fue a mi casa para ver si quería jugar con él y mi madre le dijo: “Está jugando”.

Mi amigo dijo: “¿Dónde está jugando?”.

Ella dijo: “En la final”.

Bajamos del autobús en el estadio, y todos y cada uno de los jugadores entraron con un traje genial. Excepto yo. Salí del autobús vistiendo un terrible chándal, y todas las cámaras de televisión estaban en mi cara. El camino al vestuario era como 300 metros. Tal vez una caminata de tres minutos. Tan pronto como puse mi pie en el vestuario, mi teléfono comienza a explotar. Todos me habían visto en la televisión. Tenía 25 mensajes en tres minutos. Mis amigos se estaban volviendo locos.

‘¡¿Hermano ?! ¿POR QUÉ ESTÁS EN EL JUEGO ?!’.

‘Rom, ¿qué está pasando? ¿POR QUÉ ESTÁS EN LA TV?’.

La única persona a la que le envié un mensaje de texto fue a mi mejor amigo. Le dije: ‘Hermano, no sé si voy a jugar. No sé lo que está pasando. Pero solo sigue mirando la televisión’.

En el minuto 63, el entrenador me metió.

Corrí al campo para Anderlecht a los 16 años y 11 días de edad.

Perdimos la final ese día, pero yo ya estaba en el cielo. Le cumplí mi promesa a mi madre y a mi abuelo. Ese fue el momento en que sabía que todo iba a estar bien.

La próxima temporada, estaba terminando mi último año de preparatoria y jugando la UEFA Europa League al mismo tiempo. Solía llevar una maleta grande a la escuela para que pudiera tomar el vuelo por la tarde. Ganamos la Liga por una milla. Fue solo… loco.

De hecho, esperaba que todo esto sucediera, pero tal vez no tan rápido. De repente, los medios estaban poniendo todas expectativas en mí. Especialmente con la selección nacional. Por alguna razón, no estaba jugando bien para Bélgica. No estaba funcionando.

Pero, vamos. ¡Tenía 17 años! ¡18! ¡19!

Cuando las cosas iban bien, leía artículos y me llamaban Romelo Lukaku, el delantero belga.

Cuando las cosas no iban bien, me llamaban Romelu Lukaku, el delantero belga de origen congoleño.

Si no te gusta la forma en la que juego, está bien. Pero yo nací aquí. Crecí en Antwerp, en Liège y en Bruselas. Soñé con jugar para Anderlech. Soñé con ser Vincent Kompany. Comenzaré una oración en francés y la terminaré en holandés, y agregaré algo en español, portugués o lingala, dependiendo del vecindario en el que estemos.

Soy belga.

Todos somos belgas. Eso es lo que hace que este país sea genial, ¿cierto?

No sé por qué algunas personas en mi propio país quieren verme fracasar. Realmente no lo sé. Cuando fui al Chelsea y no estaba jugando, los escuché riéndose de mí. Cuando me prestaron al West Bromwich, los escuché riéndose de mí.

Pero está bien. Esas personas no estaban conmigo cuando estábamos poniendo agua en nuestro cereal. Si no estuviste conmigo cuando no tenía nada, entonces realmente no puedes entenderme.

¿Saben qué es gracioso? Me perdí 10 años de fútbol de UEFA Champions Legaue. Nunca pudimos pagarlo. Yo venía a la escuela y todos los niños hablaban sobre la final, y yo no tenía idea de lo que pasó. Recuerdo que en 2002, cuando Madrid jugó ante Leverkusen, todos decía: ‘¡La volea!’ ‘¡Dios mío, la volea!’.

Tenía que fingir que sabía de lo que estaban hablando.

Dos semanas más tarde, estábamos sentados en la clase de informática y uno de mis amigos descargó el vídeo de Internet, y finalmente vi el gol de Zidane.

Ese verano, fui a la casa de un amigo para poder ver a Ronaldo El Fenómeno en la final del Mundial. Todo lo demás de ese torneo, solo lo escuché de los chicos de la escuela.

Recuerdo que tenía agujeros en mis botines en 2002. Agujeros grandes.

12 años después, estaba jugando un Mundial.

Ahora estoy a punto de jugar otra Copa del Mundo, ¿y saben qué? Voy a recordar que debo divertirme esta vez. La vida es demasiado corta para el estrés y el drama. La gente puede decir lo que quiera sobre nuestro equipo, y sobre mí.

Cuando éramos niños, ¡ni siquiera podíamos permitirnos ver a Thierry Henry en el programa Match of the Day! Ahora estoy aprendiendo de él todos los días en la selección nacional (auxiliar de Roberto Martínez). Estoy parado con la leyenda y él me está diciendo cómo correr al espacio, como él solía hacerlo. Thierry podría ser el único hombre en el mundo que ve más fútbol que yo. Debatimos de todo. Estamos sentados y teniendo debates sobre el fútbol de Segunda División de Alemania.

‘Thierry, ¿has visto el sistema de Fortuna Düsseldorf?’.

Él dice: ‘No seas tonto. Sí, por supuesto’.

Eso es lo más genial del mundo, para mí.

Realmente, realmente desearía que mi abuelo estuviera aquí para presenciar esto.

No estoy hablando de la Premier League.

No estoy hablando del Manchester United.

No estoy hablando de la UEFA Champions League.

No estoy hablando de los Mundiales.

Eso no es lo que quiero decir. Solo desearía que estuviera por aquí pára que viera la vida que tenemos ahora. Desearía tener una llamada más con él, y podría hacerle saber…

‘¿Ves? Te lo dije. Tu hija está bien. No más ratas en el apartamento. No más noches durmiendo en el piso. No más estrés. Ahora estamos bien. Estamos bien…

… Ahora no tienen que revisar la identificación. Ellos conocen nuestro nombre”.


Dato Invicto. Romelu Lukaku ha marcado 172 goles en los 367 partidos que ha disputado en su carrera a nivel clubes: 41 con Anderlecht, 17 con West Bromwich, 87 con Everton y 27 con Manchester United. Goleador TOP.


¿Sabías que…? Romelu Lukaku ya es el máximo goleador histórico de la Selección absoluta de Bélgica. Según la Federación Belga, tiene 38 goles en 70 partidos disputados.


Dato Invicto. Romelu Lukaku es el delantero más caro en toda la historia de la Premier League. Manchester United pagó 84.7 millones de euros por sus servicios. Récord.

Fuente: The Players Tribune.

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Nota por: Somos Invictos

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